jueves, 5 de junio de 2014

UNA CIUDAD ENCANTADA


A veces uno hace turismo y recorre algún rincón de su país y no se lleva muy buena impresión o como me pasó a mí con Cuenca, no guardaba grandes recuerdos, pinceladas del viaje sí, la Plaza con la Catedral, las casas colgadas y poco más.

Pero de repente llega un fin de semana y sin esperarlo te vas otra vez a Cuenca. Que bien le sienta a uno de repente escaparse de todo, dejar las responsabilidades aparcadas por unas cuantas horas y desconectar de la rutina diaria.

Este viaje no empezó con buen pie, porque no siempre se comparte el mismo punto de vista ante un mismo hecho, uno lo ve positivo, y otro negativo, y ha sido una semana complicada, llena de contradicciones, de sentimientos de culpa y pensar que uno no está haciendo las cosas bien. Supongo que anteponer las necesidades de los demás antes que las de uno es lo que tiene, que de repente uno pasa a ser un egoísta por hacer algo en lo que no va incluido todo el lote, perro, niño y demás.

Pero Cuenca me ha encantado, porque no es la Ciudad encantada, es que te encanta y te embruja!! al menos, a mí.

Desde Madrid no está lejos, casi dos horitas de viaje, así que creo que es un destino muy interesante para los que están cerca y no quieran hacer noche.



Cuenca ofrece variedad en muchos aspectos, empezando por el alojamiento, si queremos quedarnos y disfrutar de todas las horas del día y de la noche conquense os recomiendo un alojamiento bien situado y accesible para todos los bolsillos.

Posada Tintes, un alojamiento pequeño y familiar, en el que nos podemos encontrar muy agusto, dispone de un pequeño restaurante, con unas vigas de madera que le dan ese toque cálido, acogedor y hace que te sientas como en casa, pero es que esa casa tiene mas de 200 años!


Con habitaciones dobles, con baño o baño compartido, a unos precios estupendos para la zona en la que se encuentra, con vistas al río Huécar, y a 5/10 minutos andando al casco Antiguo, qué más se puede pedir? poder comer en condiciones, no esperéis comida de diseño, pero la materia prima es estupenda, es comida de la región pero bien elaborada, como el ajoarriero, riquísimo!


También tenemos el Parador de Cuenca, un antiguo convento reformado y adaptado a esta nueva actividad. El enclave es precioso, pasado el Puente de San Pablo nos encontramos con esta otra opción para alojarnos, evidentemente no es un precio tan asequible y supongo que para una escapada especial, celebración etc, sea un lugar perfecto.
Aunque uno no se aloje en este establecimiento puede tomarse allí un café y disfrutar de las vistas y del entorno.

Realmente hay variedad para todos los bolsillos y gustos, desde hostales, pensiones, hotel, Parador, casa rural etc, así que no hay excusa para no quedarse.

Cuenca tiene algo especial, ya lo tenía antes de yo ir, pero después de verla de nuevo, con otro clima distinto, con otras ganas diferentes, todo ha cambiado para mejor.

Podemos recorrer la ciudad a nuestro ritmo, pero a veces viene bien que alguien nos cuente, nos enseñe y nos muestre un poco más de la historia que envuelve cada rincón. Hay una agencia que se llama Turalia, donde os ofrecen ese punto de visión extra. En grupos pequeños, grandes, solo media jornada, o todo el día, además de tener más planes alternativos. Si entráis en la web podréis ver la cantidad de opciones que nos ofrecen.


Puedes dar un paseo por la parte Alta, la zona del castillo, subir las escaleras de los restos de la muralla, y contemplar el horizonte que se extiende ante ti, subir un poquito más y parar en los miradores de la Hoz del Río Huécar, que es Monumento Natural declarado por la UNESCO.




Como estamos en La calle Larga podemos hacer una parada en uno de los bares/restaurantes que quedan en un lado, nosotros paramos en el último que hay más arriba, no recuerdo el nombre, pero tiene unos ventanales muy grandes, allí pedimos un vinito blanco ummm riquíiiisimo, un verdejo que me supo a gloria, y a quién no, vistas preciosas, el sol que salió y nos bañó con su luz y calor... una  mezcla muy buena para disfrutar del momento.

De nuevo bajamos para seguir conociendo un poco más, si vamos en dirección a la Plaza Mayor nos encontramos con la Iglesia de San Pedro de planta octogonal y construida encima de una mezquita....y el convento de las Carmelitas  Descalzas, que actualmente es sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Bajando por la Calle San Pedro podemos ir viendo las casas que la recorren y que tienen cierto aire "noble", con algunos blasones o escudos de armas en las fachadas o puertas. Una vez que llegamos a la Plaza Mayor a nuestra izquierda tenemos la Catedral (hay que pagar entrada o aprovechar cuando hay misa para verla)





Pero hay que comer, y ya que estamos en la Plaza Mayor entramos en el Mesón Mangana, donde hay menú del día, morcilla, zarajos... y unos postres caseros muy ricos.



Y después de una buena comida y café, toca darse otro paseito para quemar calorías, esta vez por el Palacio Episcopal y el  Museo Arqueológico.




Vaya día completo eh?, ahora toca volver, descansar, una ducha y a prepararse para cenar algo por ahí, aunque este fin de semana fue la final cansina de fútbol y parece que todo el mundo decidió posicionarse por uno u otro bando.

La cena de tapas, no se si sabéis que en Cuenca por cada consumición te ponen una tapa, así que en algunos lugares se puede cenar de esta forma. En la Calle San Francisco encontraréis varios lugares, como el Mesón José y Fidel, La Ponderosa, La Barrica de Miguel etc.  Tienen sus platos típicos como el Morteruelo, los zarajos, Ajoarriero.. en fín, que se me hace la boca agua solo de pensar en todas las cosas ricas que he comido estos días.




Después de dormir, descansar en un lugar con tanto encanto, oír los pajaritos por la mañana...hay que levantarse de nuevo y seguir disfrutando de Cuenca, un buen desayuno con tostadas y croasans nos llenaron de energía para empezar de nuevo.

Esta vez podemos ir en dirección a las Casas Colgadas, que no "Colgantes", pero antes de llegar a ellas nos encontramos con el Museo de Arte Abstracto cuya portada era de un antiguo palacio, con una exposición permanente de pinturas y esculturas con un precio de 3€ la entrada.




Y según bajamos nos quedan a la derecha las Casas y de frente el Puente de San Pablo, desde el cual obtenemos una vista panorámica de las Casas y alrededores. Se que las casas tienen su encanto, pero tengo que reconocer, que me gusta más el conjunto de la ciudad, y no solo ese punto tan turístico.

Una vez cruzado el puente vemos que lo han llenado de candados, si si, como pasa en algunas ciudades europeas, el amor que nadie podrá romper se haya allí también representado, había candados enormes, será que no se fiaban de lo que sentían? jajaj, bromas a parte, las vistas son preciosas y desde allí se accede al antiguo convento de San Pablo que es el Parador.



Como ya comenté, no es una opción muy económica, pero el enclave es estupendo, todo hay que reconocerlo, pero como el presupuesto no da para todo, qué  mejor opción que encaminarse por un camino lateral al Parador para descubrir una senda llena de encanto... se respiraba aire puro, tranquilidad, y fue un paseo muy agradable. Se podía ver todo frondoso, con ese frescor que emana la tierra cuando aún es primavera. El paseito es cuesta arriba eh? , yo me paré, me senté y respiré hondo en una ocasión. Pero una vez que llegas...te encuentras con un monumento del Sagrado Corazón de Jesús, yo creo que es uno de los miradores más bonitos que tiene la ciudad, las vistas son impresionantes.




Pero hay que bajar, y disfrutar de nuevo del camino de vuelta, coger flores y ponértelas en el pelo... 

Deshacemos el camino hasta la Plaza Mayor, enfrente de la Catedral, a la derecha hay un convento, el de Las Petras, con una iglesia reformada por Martín de Aldeahuela en el siglo XVIII a la cual se accede bajando las escaleras que llevan a la calle Severo Catalina. 



Desde esta calle tenemos varios callejones que llevan a otros miradores sobre la Hoz del Júcar, y podemos ver los "ojos de la mora", cuenta la leyenda que en uno de los barrios moros de Cuenca, estaba la vivienda de la mora más bella de Cuenca, ésta, se había enamorado de un joven de las tropas del ejército cristiano. su amor estaba vetado y debían verse a escondidas y en secreto. Querían escaparse juntos ya que el padre de la mora quería que se casara con otro, y habían acordado un lugar y una hora para huir. Ese lugar es el Cerro de la Doncella, donde se encuentran estos "ojos", ella se quedó esperándole, él nunca llegó ya que una muchedumbre de moros,  le mataron, así que ella murió de amor, mirando al casco antiguo.



Volvemos a la Plaza Mayor y toca comer! esta vez en Restaurante Los Arcos, un menú asequible, buena comida, tabla de quesos de la zona, etc.


 Ya hemos renovado energías y nos dirigimos al Barrio de San Martín, un singular rincón que se caracteriza por el conjunto de viviendas de colores y las preciosas y tortuosas callejas con su carácter medieval.




Por una elegante escalinata (sí, todo cuesta abajo)  se accede a la más antigua institución de cuenca, el Hospital de Santiago, fundado después de la conquista a finales del SXII.



Pero después de las caminatas de todo el día toca de nuevo volver a descansar, para salir a tomar algo de noche y disfrutar de nuevo de la tranquilidad, el ambiente y la buena comida que nos lleva acompañando todo el viaje.

Se puede hacer una visita a la Bodeguilla de Basilio, un lugar con encanto y solera, en el que por cada consumición te ponen unas tapas "abundantes" ya que la consumición es algo mas cara que en otros bares, pero para nuestra desgracia, esos días, estaba cerrado!... así que ya tengo excusa para volver, si vosotros vais espero que tengáis mejor suerte que yo.


Como optativa, El Bodegón, en una callejuela paralela a la Calle San Francisco, donde ya mencioné que era zona de tapas. Es pequeño y no se puede reservar, tienen huevos rotos, verduras a la plancha, etc.


Y de nuevo a descansar, que ha sido un día muy largo, mañana mas...


Repuestas las fuerzas de dos días de paseos, visitas, y sensaciones toca hacer la maleta, tomar un buen desayuno  y despedirse de esta bella ciudad.

Podemos ir a hacer algunas compras de productos típicos, como el Resolí, postales pintadas con acuarelas, quesos manchegos, chorizos, cerámica, chocolate, y un montón de cosas más.





Hasta aquí mi andadura por estos lares, espero que os haya gustado a pesar de ser un post largo, me dejo seguro cosas por poner, pero quería mostraros lo que he vivido esos días para ver si os animo a ir, a conocer esta ciudad y ya me contaréis si os ha encantado y embrujado como lo ha hecho conmigo.


Un abrazo, y feliz semana....















5 comentarios:

  1. Si, un post completo, y una ciudad muy bonita, con mucho que ver y disfrutar!
    Besos,

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  2. Muy interesante, tendre que visitarla alguna vez...xx

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  3. qué fotos más bonitas, una ciudad preciosa, estuve en una ocasión y me encantó!

    besitos!

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  4. Las fotos son una preciosidad! Sabes, tengo muchas ganas de ir a Toledo, y después de leer este post también a Cuenca! Tendré que hacer una ruta! :P
    Un beso enorme!

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